Se llamaba Chang, sonreía todo el tiempo y era tartamudo. Pese a trabajar desde hace casi 10 años en las afueras de un hotel en Beijing, sólo sabía decir en inglés “okey”, palabra que repetía alargadamente y con una animada entonación yankee cada vez que llegábamos a destino. No sé cómo, pero siempre llegábamos.
23/5/07
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2 comentarios:
....pobrecito Chang......por lo menos tenía buen sentido de la orientación....
WAJAJAJ!!!!!!!!!!!
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