30/5/07

El baobab del Principito

El baobab llega a medir hasta 25 metros del altura y 12 de diámetro en su tronco. Puede almacenar hasta 120 mil litros de agua y por eso siempre está verde, aún con sequía. Se cree que es originario de Madagascar, donde existen casi 6 especies. Algunos tienen 3 mil años, y hasta hoy, es un árbol sagrado en Nigeria y Senegal. Al enorme ejemplar de esta fotografía lo abracé (algo) una vez en Sudáfrica.



Cada nuevo día, me aportaba algún otro dato acerca del planeta, la partida, el viaje. Durante el tercer día me enteré del drama de los baobabs.Fue gracias al cordero, pues el principito me preguntó inquieto, como invadido por una gran duda:
-¿Es cierto que los corderos comen arbustos?
-Sí, claro. Comen arbustos.
-¡Ah! ¡Qué alegría me da saberlo!
No me era posible comprender por qué era ello tan importante para el hombrecito. Pero el principito agregó:
-De modo que comen también baobabs, ¿verdad?
Recordé al principito que los baobabs no son simples arbustos, sino grandes árboles y que aún llevando consigo una tropilla de elefantes, no acabarían con un sólo baobab". (Antoine de Saint-Exupéry).

29/5/07

Foto Viajera


Interesante web con miles de fotografías bien

27/5/07

Hooligan forever

En Antigua conocí a un inglés avecindado ahí hace 7 años. No recuerdo su nombre, pero lo bauticé “Hooligan” por su afición al fútbol, su chaqueta de cuero negra, su cabeza rapada llena de cicatrices, sus ojos azules y su voz ronca de tabaco. Tenía un amigo piloto de aviones y una tienda de motos, donde los tres pasábamos las tardes conversando de nuestras vidas. Por las noches, Hooligan pasaba a buscarme a mi hotel en su moto y nos íbamos a algún bar a beber ron, a charlar en espanglish y a cantar canciones tristes hasta la madrugada. Por esos días ambos sufríamos terribles penas de amor.
Una noche, en un bar repleto de gente llamado Sky, Hooligan fue al burtlitzer, sacó un quetzal de su bolsillo y puso “Nikita”, la ochentera tonada de Elton John. Me imagino que la canción estaba de moda, pues en ese momento todos los parroquianos pararon de hablar, levantaron sus copas y comenzaron a cantar a coro: “Hey Nikita is it cold... in your little corner of the world...” Entonces Hooligan volvió a la barra donde yo me sumergía en mi cuarto mojito, aspiró una bocanada de su pipa de chocolate y me dijo: “tú crees que el amor es una mierda, pero cuando tu corazón vuelva a latir, te estaré esperando. Si no vienes, te recordaré con esta canción hasta el último de mis días”. Luego terminó la música y todos volvieron a sus conversaciones, incluidos nosotros y el piloto que venía llegando de Tikal. Horas más tarde continué viaje a Chichicastenango, y días después regresé a Santiago a resolver mi vida. Nunca más volví a Guatemala, pero cada vez que escucho Nikita en algún lugar, me detengo, compruebo el estado de mis latidos, sonrío y recuerdo a Hooligan, forever.

24/5/07

Chichi Postmoderno



















En el Departamento de Quiché, en las alturas de Guatemala, está Chichicastenango, cuyo nombre significa “lugar de chichicastes" o “de zarzas”.

Chichi es famoso por su bullante mercado, donde cada domingo los indígenas se reúnen a intercambiar productos y a vender artesanías a los turistas, razón por la cual algunos llaman a este lugar “Gringotenango”.

La feria es una fiesta de colores, olores y voces. Para olvidar a los gringos, basta detenerse un minuto a escuchar los susurros de los más de 20 dialectos que se hablan en el país, sentir el olor de las verduras, las frutas y la comida frita, y observar los vigorosos colores de los bellos huipiles que aún visten las mujeres, los que varían su diseño según la región de la cual provengan.

En un costado del mercado se ubica la iglesia de Santo Tomás, construida por los españoles sobre un antiguo templo maya. Las gradas de acceso de la arquitectura hispánica fueron rechazadas por los locales, siendo reemplazadas por grandes escalinatas de piedra que representan los 20 días del mes del calendario maya. Allí, bajo el sol de la mañana, se instalan los chamanes y los líderes religiosos, quienes balancean lentamente sus incensarios y pronuncian palabras mágicas para honrar a sus ancestros, muchos de los cuales están sepultados bajo estos santuarios.

Al interior de la iglesia, entre imágenes de santos católicos y confesionarios vacíos, los mayas del siglo 21 se desplazan por el pasillo principal perpetrando sus rituales, pidiendo por la salud, el amor y el dinero, quemando inciensos y escupiendo coca cola sobre caminos de velas blancas.

23/5/07

Chang, el taxista tartamudo

Se llamaba Chang, sonreía todo el tiempo y era tartamudo. Pese a trabajar desde hace casi 10 años en las afueras de un hotel en Beijing, sólo sabía decir en inglés “okey”, palabra que repetía alargadamente y con una animada entonación yankee cada vez que llegábamos a destino. No sé cómo, pero siempre llegábamos.

22/5/07

El vuelo del Dragón

El culto al dragón en China no es un tema menor. Para una apremiada población de mil 300 millones de habitantes, el dragón es símbolo de abundancia, buena suerte y prosperidad. Así lo constaté en Cantón, en el extremo sur del país, conversando sobre los 12 animales del zodiaco chino con nuestra guía, quien me tomó automáticamente de las manos al enterarse de que yo era dragón de fuego.

Sin embargo, la muestra más sublime de la profunda superstición china la presencié en Hong Kong, una de las islas más modernas de Asia. En la colina circundante a una pequeña playa artificial de arenas muy blancas, se levantaba un original edificio. Era alto, como todos los edificios de esta sobrepoblada ex colonia inglesa, pero a diferencia de los demás, cuyo metraje horizontal es mínimo, éste era ancho y con un enorme hueco justo al centro, a la altura de la mitad del edificio. Esta característica le daba una forma de arco cuadrado, pero con departamentos también en la base.

Pregunté la razón de este inusitado desperdicio de espacio. Me contaron entonces que desde hace siglos habita en esa colina un enorme dragón dorado que acostumbra a volar sobre la bahía en las noches de luna llena. Pero con el curso de los años, las edificaciones que se fueron levantando en el lugar comenzaron a recluirlo cada vez más, obstruyéndole el acceso al mar. Para evitar su temible furia de dragón, decidieron construir ese excéntrico edificio, cuya enorme cavidad al centro permite el libre vuelo del dragón desde la colina hacia la bahía color plata de Hong Kong.

En Tránsito


Hace tiempo que quería hacer un blog. La idea surgió una tarde, viendo mis cuadernos de viajes y mis fotos.
Este blog no pretende ser mucho más que un libro abierto de las cosas simples que he visto viajando. Cada viaje es una historia, y cada historia un viaje. Se llama En Tránsito, porque así es como me siento la mayor parte del tiempo. Al final del día, al final del amor y al final de la fiesta, nuestro hogar somos nosotros mismos, en el lugar del mundo en el que nos encontremos.
Espero que lo disfruten y compartan también aquí sus propias historias.